¿Alguna vez te he contado cuánto me duele el cuerpo? Es un dolor que lo abarca todo. Me duele desde el núcleo y me atraviesa hacia todos lados. Estoy que me caigo a pedazos. Te lo digo en serio, mi cuerpo está quebrado, o mejor dicho, quebrantado. Lo sé. Soy una estatua de tierra que se desmorona a cada rato. Siento que es tan grande y tan profundo este dolor que se anula a sí mismo. Este dolor me lleva, como los granos de arena arrastrados por el mar. Pensarás que exagero, que lo mío son tonterías, yo misma lo pienso, ¿cómo puede doler tanto el tener un cuerpo? Me duele por las mañanas, por las noches, los días de fiesta, en los funerales, cuando salgo a mirar los árboles. Para serte franca, lo que más me duele es este rostro, que parece que en vez de dientes traigo navajas, que cuando cierro la boca, picos y celdas oxidadas atraviesan los nervios, arterías, carne. Mis pómulos están a punto de explotar, y estos ojos si consuelo, enchuequecidos, terminarán por salirse de sus centros. –No puede ser. Nadie vive con tanto dolor– dirás. A mí me duele el pasado y el presente, lo que no ha ocurrido y lo que no pasara. Me duelen los que viven y los que ya han muerto, me duele el llanto de los animales y de los árboles, el chasquido de las infinitas moléculas y el cause de los ríos agonizantes. Me duele el mundo, para acabar pronto. Qué más quisiera que nada de eso me calara, pero siento demasiado este mundo. Se pone en frente de mí y en los flancos. Me aprisiona con sus lamentos. En ocasiones he querido correr y aventarme de un edificio, caer libre y que el impacto termine con todo, otras veces, pienso que es mejor esperar, de cualquier forma, este dolor tendrá su fin cuando llegue la muerte. Seguro sabes de qué hablo, ¿alguna vez has sentido ese dolor? Como cuando miles de alfileres se te clavan en la piel y la agonía te invade y la desesperación te empuja arrancarte las uñas. Así es mi dolor, espinas enterradas en cada célula. Y aunque intento librarme de tal dolor, solo he conseguido clavarlo más.

Diana Rossette Luciano

15 de junio del 2020

Ciudad de México